Y no vayas a pensar que nos preocupaba demasiado. Allá ellos. Estábamos cansados de marcarles el camino y también de que no nos hicieran caso, así es que hasta aquí habíamos llegado. A partir de ahora que se buscaran la vida solos. Al final iba a resultar que eran ellos los que nos estaban haciendo un favor, dejándonos aconsejarles. Que lo hacían porque veían que así éramos felices, y claro, no querían frustrarnos ni cortarnos el rollo. Y lo peor es que podía ser verdad. Que nos hubieran dado cancha de superioridad para irnos sacando información, bajo la máscara del pobrecito desvalido -"Ay, muchas gracias por ayudarnos, no sé que haríamos sin ti"-; pero bueno, en general eso era poco factible, algún caso siempre se cuela, aunque se descubrían muy rápido. Su urgencia era demasiado grande para elaborar un plan a largo término, con toda la carga de paciente espera que ello requiere. Además, sólo los verdaderamente astutos podían hacerlo , y entonces ya estaba justificado entrar en la dinámica del juego, con todo el equipo, para realmente aceptar el desafío. La carga de trabajo era lo de menos, siempre y cuando no se forzara demasiado la máquina. Y si ese era el caso, pues que se le va a hacer, a sufrir las consecuencias, y a lo hecho pecho. Como el gran Gato Pérez. Ma que palle, due palle!
Monday, March 12, 2007
Gustavo 23. Así estaba el negocio.
Gustavo 23
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