Gustavo 26
Cerebro
Este va a ser realmente un capítulo clave en el libro de K.
Va a ser objeto de muchas revisiones a lo largo del tiempo, puesto que va a ser escrito paralelamente a una documentación exhaustiva sobre el cerebro humano. No estoy hablando únicamente del cerebro de Gustavo, estoy hablando de la conciencia universal, llamada Dios por algunos. Kurdeski no cree en nada de eso, aunque habla con dios todos los días, y con el diablo también, como le dijo una vez a un erudito, estudioso de los eternos temas: el bien y el mal -que filósofo que se precie no ha investigado por esos derroteros alguna vez-. El tipo estaba muy sorprendido de que una persona, aparentemente lúcida y cuerda como K le dijera una cosa así. Poca gente comenta estos temas con naturalidad . Así que insistió, esperando la respuesta. Gustavo fue muy escueto al responderle: “Todos los días de mi vida, lo primero que hago al levantarme es mirarme al espejo, y ahí están todos mirándome, claro –a veces dios es el primero que veo, otras el diablo, para resumir, son un montón, y la mayoría de las veces me asombro de tener aún la misma cara. Sinceramente, me sorprende reconocerme. Por que sé que no soy el mismo de ayer, ni tampoco el mismo que seré mañana. Y además no me asusta lo más mínimo”. Hace mucho tiempo que K dejó de asustarse, aunque a veces se da un poco de miedo a sí mismo. Sabe que eso es parte de su evolución personal. Hablando de otros temas eso explicaría porque hay gente que no entiende algunas películas de David Lynch. Sobre todo aquellas en las que al protagonista le cambia la cara a mitad de película. ¿Transmutación, don de la ubicuidad, transtorno psicológico, locura pasajera, alien extraterreste?. Seguro que alguno de ellos tiene razón. Quizá todos. Pero para G no son más que unos inofensivos pardillos. Van muy lentos, y no se enteran de nada. Parece que están de vacaciones -¿permanentes?-. Qué suerte tienen los que están de vacaciones permanentes. Por no tener no tienen ni preocupaciones.
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