anexo gk26.a20/1099
fina la divina
Años después vuelvo a encontrarme con Fina en un bar a altas horas de la madrugada y observo que sigue tan encantadora como siempre; la gente como Dios manda nunca se olvida de las viejas amistades, es más están felices de reencontrarse con ellas, especialmente si es de manera inesperada, como sucedió esa noche, y además acercan posiciones con una facilidad asombrosa, se quieren con una intensidad desconocida para ser personas que han estado años sin coincidir, y ese aprecio hay que demostrárselo en un breve lapso de tiempo que se consume ávidamente; además suele suceder que uno de los dos está acompañado de su actual cónyuge, pareja, manso o como prefieras llamarlo, y que éste, al echar en falta a su costilla suele aparecer para saludar y ver si tiene que hacer algo más que eso, según la señal que se produzca. El tipo piensa, vaya ya se le ha vuelto a pegar el pelmazo de turno a mi señora, pero en seguida se da cuenta que no es eso, puesto que ella está entregada y muy por la labor con el extraño, y cuando se percata de su presencia, se lo presenta con total naturalidad. Ahí el reencuentro se paraliza por unos segundos pero acto seguido todo fluye naturalmente y te alegras por ella. Sobre todo te alegra que no esté sola, que esté con alguien a quien aprecie de veras y que ese alguien también esté por ella. Y esa felicidad se refleja en el rostro de una mujer, más aún a las 4 ó las 5 de la madrugada, cuando lo que se suele reflejar son otras cosas.
Independientemente de esa felicidad Fina fue siempre muy bella, una belleza realmente espléndida, quizá en otra época sólo falta de equilibrio, y ahora parecía haberlo encontrado, lo cual me hizo muy feliz.
Wednesday, August 15, 2007
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