Monday, March 12, 2007

Gustavo 23. Así estaba el negocio.

Gustavo 23

Así estaba el negocio

Y no vayas a pensar que nos preocupaba demasiado. Allá ellos. Estábamos cansados de marcarles el camino y también de que no nos hicieran caso, así es que hasta aquí habíamos llegado. A partir de ahora que se buscaran la vida solos. Al final iba a resultar que eran ellos los que nos estaban haciendo un favor, dejándonos aconsejarles. Que lo hacían porque veían que así éramos felices, y claro, no querían frustrarnos ni cortarnos el rollo. Y lo peor es que podía ser verdad. Que nos hubieran dado cancha de superioridad para irnos sacando información, bajo la máscara del pobrecito desvalido -"Ay, muchas gracias por ayudarnos, no sé que haríamos sin ti"-; pero bueno, en general eso era poco factible, algún caso siempre se cuela, aunque se descubrían muy rápido. Su urgencia era demasiado grande para elaborar un plan a largo término, con toda la carga de paciente espera que ello requiere. Además, sólo los verdaderamente astutos podían hacerlo , y entonces ya estaba justificado entrar en la dinámica del juego, con todo el equipo, para realmente aceptar el desafío. La carga de trabajo era lo de menos, siempre y cuando no se forzara demasiado la máquina. Y si ese era el caso, pues que se le va a hacer, a sufrir las consecuencias, y a lo hecho pecho. Como el gran Gato Pérez. Ma que palle, due palle!

Gustavo 22. Insospechada ira.

Gustavo 22

Insospechada ira

Incontrolable, injustificable, intolerable, fuera de lugar.

El máximo insulto a la inteligencia. La permisividad con el monstruo interior. Dejarle salir y no tener prisa en recogerlo. El supremo regocijo de sentirse importante e indestructible, capaz de dañar a cualquiera y degustar el momento, sin padecer la más mínima preocupación. Y lo peor de todo, sin temor a nada ni a nadie. Estúpido.

Gustavo 21. Fortuna.

Gustavo 21

Fortuna

La diosa fortuna acechaba como siempre dispuesta a intervenir de la manera más insospechada. Le gustaba hacer las cosas a su manera. De forma sorpresiva y contudente.

Gustavo no estaba dispuesto a dejarse sorprender. Puestas así las cosas, no iba a resultar fácil.

Así que manos a la obra.

Fortuna

La diosa fortuna acechaba como siempre dispuesta a intervenir de la manera más insospechada. Le gustaba hacer las cosas a su manera. De forma sorpresiva y contudente.

Gustavo no estaba dispuesto a dejarse sorprender. Puestas así las cosas, no iba a resultar fácil.

Así que manos a la obra.

Gustavo 20. Amor.

Gustavo 20

Amor

Gustavo quería tantas cosas. Pero por encima de todo quería a su compañera. Porque él la había elegido a ella, y ella lo había elegido a él. Por eso era tan necesario que ella le confirmara de tanto en tanto que él todavía era importante en su vida, que formaban parte de un proyecto común, que se apoyaran mutuamente, en definitiva, que tuvieran un pensamiento común. Con esa idea en la mente todo era muchísimo más fácil. Y todas esas cosas que K quería ya no eran ni tan importantes ni tan necesarias.