Monday, February 26, 2007

Gustavo 10. La traición y el engaño

Gustavo 10

La traición y el engaño

Así es como Gustavo se sentía a menudo, traicionado y engañado, por citar sólo un par de las ideas que le venían a la mente de tanto en tanto. En realidad era una sensación diaria, la mayoría del personal va a la suya y no se paran a resolver los problemas de nadie, ni tan siquiera se les pasa por la cabeza ayudar. Están realmente ocupados resolviendo lo suyo, tanto que creen que ellos son los únicos que tienen problemas. De hecho, piensan, “¿Es que va alguien más montado en este autobús, o en este metro, circula algún coche además del mío por esta carretera?, porque yo no veo a nadie”. Son como burros con orejeras, tienen la misma sensibilidad que un ladrillo, dicho ello sin querer ofender a los ladrillos. Hay tanta gente que cree que ponen las calles y que el sol sale cuando ellos se despiertan. Que engaño tan grande, que ciegos están, y lo peor es que no se dan cuenta. Todos hemos estado ciegos en algún período de nuestra vida, -no se puede mirar el sol de frente a diario- y a veces es por pura necesidad. Gustavo estaba cansado de esconderse, de refugiarse en la oscuridad, pero ése era un ejercicio absolutamente necesario para quien se somete a una exposición constante durante largos espacios de tiempo. Es de todos sabido que hace falta descansar, todos lo necesitamos, pero es que hay gente que no ha trabajado ni un solo día de su vida, y encima creen que lo están haciendo bien. ¡A lo suyo!. Y así les va; cuando necesitan de los demás, en la esquina ya no queda nadie, todos cogieron su camino hace mucho tiempo. Un día van a venir a buscarme para resolver sus problemas y no voy a aceptar sus casos ni por todo el oro del mundo. ¿Cuándo se van a dar cuenta de que no Gustavo no trabaja por dinero?.

Gustavo 9. La emoción.

Gustavo 9

La emoción

Daba gusto ver a Kurdeski desenvolverse en cualquier lugar cuando estaba inspirado. Claro que para él era fácil porque todo lo intentaba hacer con criterio propio, y además ponía mucho amor, respeto y educación en casi todo lo que hacía. Pero sobre todo tenía claras las ideas, la cabeza bastante bien amueblada, y eso hacía que todo fuera más sencillo junto a él. También adoraba trabajar en grupo y poder poner en común todas sus ideas, y aprovechar las de los demás, pero hay que reconocer que como todo buen individualista, solía hacerlo mejor si trabajaba por su cuenta.

Que movimientos más limpios, que mirada tan transparente, que elegancia tan natural y poco forzada, que rabia producía a los envidiosos cuando viendo todo eso, no podían ni siquiera enfadarlo un poquito, y eso que casi siempre estaba en el límite, pero ejercía un gran control sobre sí mismo. Nunca le había gustado perder el control. Enseguida se arrepentía de todo lo que había pronunciado en esos treinta segundos posteriores a la explosión de ira. Era muy impulsivo y de mente ágil y veloz, eso hacía que a veces fuera poco reflexivo y un tanto prepotente, sobre todo a los ojos de los demás. Claro, Kurdeski sabía que se equivocaba como todos, pero hacía lo posible por enmendarse. Y ese ejercicio de humildad era diario, se obligaba a recapitular todo lo que hacía para entenderlo mejor. Era algo así con un monje budista, más cercano a la filosofía zen que a otra cosa, lo oriental siempre tuvo atractivo para K, puesto que era hombre de costumbres muy sencillas; y así es como es el mundo, muy sencillo. Lástima que tengamos la costumbre de complicarlo para que no sea tan aburrido, pero lo suyo sería que nos diéramos cuenta de una vez que somos parte de un todo y que sólo debemos integrarnos en él sin modificarlo de manera negativa. Con eso sería más que suficiente. Y a buen entendedor pocas palabras bastan. Welcome to the barricade again, mate.

Gustavo 8. Egoísta

Gustavo 8

Egoísta

Nada más lejos de la realidad. Ni queriendo conseguía Gustavo convertirse en un ser egoísta. Su idea del mundo como un lugar simple y sencillo que hemos hecho complicado a fuerza de retorcerlo de manera constante chocaba frontalmente con la dirección que quería imprimir a su vida. Así las cosas y a pesar de los esfuerzos el chaval tenía sus ocasiones para demostrar que no estaba dispuesto a ayudar incondicionalmente a cualquiera que pasara por allí. Últimamente Gustavo parecía haber desarrollado una especie de radar para evitar individuos y situaciones desagradables, momentos en los que su habitual ternura y desinterés por lo puramente material, -y no estoy hablando sólo de dinero -, le convertían en un ser vulnerable, carente de defensas ante determinados personajes que se aprovechan habitualmente del esfuerzo ajeno, yo los llamo vampiros energéticos - realizando un pequeño homenaje al amigo Peter Hammill - que sobreviven gracias a su habilidad para beneficiarse de las cualidades y energías ajenas, haciendo acopio de las suyas propias para afrontar los momentos difíciles con la reserva llena. La naturaleza está llena de ellos y la especie humana no es una excepción. Esta fauna es muy peligrosa y a Kurdeski, un individuo poco interesado por las cuestiones que si preocupan a estos seres, estos hechos le solían ocasionar terribles pérdidas temporales, materiales y de desarrollo personal. Ese hecho y la facilidad con que les reconocía en la actualidad hacían que ahora les resultara prácticamente imposible aproximarse a sus cercanías sin que él se lo permitiera, y cuando lo hacía era para leerles la cartilla, o para descubrirles y dejarlos desnudos ante todo el mundo, o para abrirle los ojos a algún allegado que estaba siendo utilizado por alguno de estos parásitos cuya presencia tanto molestaba a Gustavo. Ese era el egoísmo al que se refería, era a estos seres infames y molestos con los que Gustavo ya no quería compartir su tiempo ni su sabiduría, cualquiera que fuese, y desenmascararlos era un proceso hasta cierto punto divertido, pero tampoco tanto como para perder mucho tiempo en esas intrigas, puesto que ya en el pasado estos elementos perturbadores de su desarrollo personal le habían robado demasiado tiempo. Ahora se daba perfecta cuenta de ello, precisamente era capaz de explicar el proceso por haber pasado previamente por él. No era más que otra etapa superada, que se repetiría en el futuro, puesto que estos seres también evolucionaban para poder sobrevivir, adoptando nuevas formas y aspectos que le obligarían a seguir acumulando experiencia para defenderse de ellos y a su vez implicarían el desarrollo de nuevas facetas y aristas en la personalidad de Gustavo Kurdeski, ahora también conocido como el investigador emocional...