Monday, February 26, 2007

Gustavo 8. Egoísta

Gustavo 8

Egoísta

Nada más lejos de la realidad. Ni queriendo conseguía Gustavo convertirse en un ser egoísta. Su idea del mundo como un lugar simple y sencillo que hemos hecho complicado a fuerza de retorcerlo de manera constante chocaba frontalmente con la dirección que quería imprimir a su vida. Así las cosas y a pesar de los esfuerzos el chaval tenía sus ocasiones para demostrar que no estaba dispuesto a ayudar incondicionalmente a cualquiera que pasara por allí. Últimamente Gustavo parecía haber desarrollado una especie de radar para evitar individuos y situaciones desagradables, momentos en los que su habitual ternura y desinterés por lo puramente material, -y no estoy hablando sólo de dinero -, le convertían en un ser vulnerable, carente de defensas ante determinados personajes que se aprovechan habitualmente del esfuerzo ajeno, yo los llamo vampiros energéticos - realizando un pequeño homenaje al amigo Peter Hammill - que sobreviven gracias a su habilidad para beneficiarse de las cualidades y energías ajenas, haciendo acopio de las suyas propias para afrontar los momentos difíciles con la reserva llena. La naturaleza está llena de ellos y la especie humana no es una excepción. Esta fauna es muy peligrosa y a Kurdeski, un individuo poco interesado por las cuestiones que si preocupan a estos seres, estos hechos le solían ocasionar terribles pérdidas temporales, materiales y de desarrollo personal. Ese hecho y la facilidad con que les reconocía en la actualidad hacían que ahora les resultara prácticamente imposible aproximarse a sus cercanías sin que él se lo permitiera, y cuando lo hacía era para leerles la cartilla, o para descubrirles y dejarlos desnudos ante todo el mundo, o para abrirle los ojos a algún allegado que estaba siendo utilizado por alguno de estos parásitos cuya presencia tanto molestaba a Gustavo. Ese era el egoísmo al que se refería, era a estos seres infames y molestos con los que Gustavo ya no quería compartir su tiempo ni su sabiduría, cualquiera que fuese, y desenmascararlos era un proceso hasta cierto punto divertido, pero tampoco tanto como para perder mucho tiempo en esas intrigas, puesto que ya en el pasado estos elementos perturbadores de su desarrollo personal le habían robado demasiado tiempo. Ahora se daba perfecta cuenta de ello, precisamente era capaz de explicar el proceso por haber pasado previamente por él. No era más que otra etapa superada, que se repetiría en el futuro, puesto que estos seres también evolucionaban para poder sobrevivir, adoptando nuevas formas y aspectos que le obligarían a seguir acumulando experiencia para defenderse de ellos y a su vez implicarían el desarrollo de nuevas facetas y aristas en la personalidad de Gustavo Kurdeski, ahora también conocido como el investigador emocional...

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